LOURDES GONZÁLEZ HERRERO:
De lo vital, del gozo de encontrar poesía en las más pequeñas atribuciones y en los más comunes acontecimientos humanos, nos habla aquí esta poeta (…), y a la par ofrece un regreso a sus temas urgentes: la familia, las soledades, la imbricación del arte y de la historia con la materia fecundante, los recuerdos y las gratuidades.
Si no se tratara de alguien que bien conozco y quiero, podría arriesgarme a decir que en este libro los silencios tienen un peso de importancia para su buen entendimiento, pero como sí la conozco y departo con ella en charlas que versan mayormente sobre la magia de la poesía, sé que lo que les digo acerca de los silencios funciona en su oficio literario y está colocado a la manera de una materia oscura que arroja luz sobre las zonas del poema en que ocurren las descripciones.
Situamos casi siempre cada libro en un entorno propiciador de su mensaje, entonces ―Vuelvo a discurrir con el agua posee el escenario del tiempo visto como cauce en el que fluye la vida. Sobre todo los sucesos de la vida de la autora. Este cauce acoge en ocasiones el agua límpida de las causas amatorias, y otras veces, por el contrario, ampara las aguas negras de las noches del alma. En ambas el lector agradecerá la honestidad poética con que han sido dichas las palabras.
Hay cierta teatralidad, cierto drama subyacente en muchos de estos poemas, actos libres de autocensura, en los que Carmen Serrano utiliza los versos como sostenes de una historia mayor que reproduce las contingencias y necesidades que conoce; en ellos aparecen referencias culturales que producen el efecto de una señal, de un guiño, esas complicidades siempre válidas para ayudarnos a comprender del todo.
En la medianoche, persistiendo frente a la realidad, Carmen Serrano dispone sus guerreros que van desde las memorias de la infancia hasta los perdidos sueños de la madurez o los hallazgos de una edad poética que crece ya en varios libros. Ella abre campos de batallas y determina el rumbo de sus curiosidades, de sus inquietudes y frustraciones. Así fue gestándose este libro que hoy presentamos con alegría, porque sabemos, creo que todos los aquí presentes sabemos, que la alegría no siempre viene dada por logros fútiles o soluciones rápidas, sino que es el resultado de muchos esfuerzos, constancias y voluntades, acumulaciones de la intensidad con la que se vive.
Sírvanos pues este fluir de las aguas literarias para celebrar junto a la escritora las lecturas de un poemario que tiene linaje en lo mejor de la lírica castellana, y sitúa su puerto en la contemporaneidad de la actual poesía cubana.
Lourdes González Herrero, Febrero 15 de 2013 Holguín