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Poesía de los hábitos esta de Carmen Serrano Coello, de la vida familiar que roza lo doméstico con la suavidad del ala. Poesía de los sueños y de los gestos de las aspiraciones y el medio que, dignificado por la emoción estética, se ha hecho trascendente:

Ellos comían su yuca, su maíz y su pena,

pero no todo era trabajo:

el arroyo le fregaba los platos.

Y si en su arboladura también lo es, POR ESTE MEDIO resulta un libro femenino desde su raíz. Porque no se trata de un asunto de tema ni de estilo, su femineidad hay que buscarla en cierta delicadeza desamparo, temblor y aliento íntimo que va más allá de las palabras, y que, sin salvar distancia alguna, se incorpora a la mejor tradición de la poesía femenina cubana que arrancó de manera brillante y decidida, en el siglo XIX, con Luisa Pérez de Zambrana:

Mi esposo es un crítico demasiado severo

si el poema le parece bueno, mueve la cabeza

y si no también, para el lado contrario.

Síntesis, transparencia, ingenuidad auténtica, sin rebuscamiento, polarización de lo aparentemente intrascendente:

Mi costado no quiere acostumbrarse a estar sin tu costado

que le falta esta noche.

Y ahí está ese hermoso poema titulado pintura realista, donde la autora dialogando familiarmente con el pintor y –que me trae a la memoria el poema de Luisa Pérez de Zambrana A MI AMIGO A. L -al querer retratarme sobre un pedestal / coronada de laurel y pulsando una lira-, lo que convida a que, como ella, a su modo, pinte, sí, pero pinte la realidad de la naturaleza y la verdad de los hombres que luchan por defender la libertad conquistada:

píntame si es posible el odio que le brilla

en el rostro tostado a aquel que heroicamente

se arrastra sin reparos detrás del enemigo

Un mar una montaña y aquella sierra virgen

que está siendo violada.

En fin, qué más decir de esta poeta, que más decir de Carmen Serrano Coello que ella no haya dicho, y bien, como debe ser.